-CARTA a los integrantes del taller.
Su labor es de lo más difícil, ruin y ajetreado. Les está encargado leer la poesía, escribirla, y poblar su época de algún poeta más. ¿Sera, acaso, que ya acabó el tiempo de la poesía? ¿Se habrá ido ese tren y arruinado la estación para siempre? ¿y que queda entonces? ¿tendremos que darnos por satisfechos con lo que llaman poesía, con lo que llaman ciencia, con lo que llaman arte? ¿y que pasa con lo que llaman historia? Y he de ser directo en este señalamiento al preguntarme, preguntarnos, lo que ellos dicen. Ellos es Ella, la burguesía, ella la placida, adornada, decorada burguesía, la siempre pobre y siempre rica, mas rica que pobre que, con cada cambio, siempre igual.
Ahora que la ciencia quiere decir “según un
estudio realizado en los estados unidos…”, ahora que el arte es la expresión
sola, ya sin nada que expresar, y que el tiempo solo corre de un punto al
siguiente del reloj, con este panorama, tan poco esperanzador porque hasta la
esperanza esta ultrajada, ustedes, humildes terráqueos, ciudadanos de la lengua
castellana, habrán de recorrer los pasillos y avenidas de lo pasado, y repasado
mil veces, seguir escribiendo y no caer desde alguna altura imaginaria. Reconozcan
en sus manos, una vez que están llenas de algo, que son hortelanos de una tierra
siempre fértil, y la cosecha es la vida, escriban y ya no por escribir; escriban
como deben, como voces, como letras que tienen que ser dichas.
El poema no es cliché ni es un lujo y jamás podrá ser
una decoración, porque el poema es un cliché, es un lujo y siempre cumple
justamente el rol que le toca en cualquier decoración.
Recuerden vivamente, que Federico García Lorca esta
muerto sin muerte aun, cobren su derecho al enfurecimiento por comentarios como
que “Raúl Gonzales Tuñón no es conocido como Lorca porque en vez de tener una
muerte trágica como aquel murió de un cáncer de estómago”, tomen esta tarea muy
a serio y con su pequeña poesía forjen las armas que habrán de disparar futuro
y poblarlo de, precisamente, futuro, posibilidades las que sean, y más poesía. Levanten
y sacudan sus alabardas contra el imbécil y el hijo de puta, escupan un verso
lleno de odio para no morir y sobre todo para no matar, cosa que tienen, por
sobre todas las cosas, enteramente prohibida.
Firma, Juan Carlos Resquemores