Relato del personaje "Tita"
Pasaron los años, llego el cambio
de década. Tita cumplió 70 años. Sus familiares le organizaron una fiesta
divertida, alegre, colorida en el salón del Club de Jubilados del barrio, lugar
donde ella concurre con frecuencia. Allí se reúnen de manera cotidiana, para
jugar a las cartas, practicar joya, teatro, baile, dentro de otras tantas
propuestas que le ofrece la institución, a elección de los intereses de cada
uno. Tita participa de baile y de vez en cuando, juega a la canasta con algunas
mujeres que concurren y que se convirtieron en compañeras, amigas. También allí
festejan cumpleaños, organizan viajes en contingentes y cenas shows los sábados
para recaudar fondos y sostener la institución.
La fiesta de los 70 de Tita fue
muy concurrida, ya sea por su familia, vecinos y amigos del club. Se bailó
hasta la madrugada, hubo una orquesta en vivo y el tradicional canto de feliz
cumpleaños con una torta de dulce de leche, su preferida.
Esa noche, a sus nietos les llamo
la atención ver a la abuela Tita bailar casi toda la noche con el mismo hombre.
Habiendo tantos amigos! Solo se reía con él, un hombre alto, de ojos verdes,
canoso, que reía a carcajadas, se los veía muy divertidos. La nieta mujer más
chica, se acercó a su papa para preguntarle quien era ese hombre. Su papa, hijo
de Tita, le conto que iban juntos a la primaria, “es Cacho, lo conocemos de
toda la vida”. Sus nietos se reían, les tiraban papeles, y comentaban que
quizás ahora tendrían un abuelo. Luego de esa fiesta, al domingo siguiente,
como todos los fines de semana, tita fue a almorzar asado a la casa de su hijo
Jorge, con sus nietos, además de estar presente su otro hijo Marcelo y familia.
La mesa era larga, con picada de entrada, asado y esos almuerzos duraban largas
horas, al punto casi de juntarse con el tiempo de la cena. Después del
almuerzo, seguía el café, las masas, las charlas, los chicos jugando y los
adultos organizando campeonatos de truco. Pero ese día, sucedió algo distinto a
la regla. La abuela tita, llego acompañada, del brazo de Cacho. Sus hijos,
nietos, hasta el perro que estaba en el patio, se quedaron en silencio.
Sorprendidos. No sabían que Cacho iba a ir al almuerzo familiar, ni siquiera
estaba contado entre los platos distribuidos en la mesa. Pero…como dice el
dicho, donde comen 4, comen 5. Y si bien eran 15, podía comer alguien más, la
comida abundaba. Tita lo presento como su “compañero”, y dijo que le pareció
lindo invitarlo a comer en familia. Cacho bajo su mirada como si le hubiera
dado vergüenza y el nieto pequeño rompió el hielo, al correr a abrazarlo, y
preguntarle que gusto trajo de helado. Cacho llevaba dos bolsas con el nombre
de la Heladería de la vuelta. No se puede ir a comer a una casa con las manos vacías,
comento. Y agradeció ser recibido en la mesa. Se sumó al truco, jugo con los
nietos de tita, se acercó a la parrilla a hablar con los asadores, colaboro en
ordenar la mesa, se sintió uno más de la familia.
Jorge y Marcelo hablaban de
lejos, lo miraban de reojo. Nunca se había acercado otro hombre a sus vidas que
no sean sus tíos. Es la primera vez que vieron a su mama de la mano con
alguien. A ella se la veía más linda, arreglada, maquillada y con una sonrisa
luminosa jamás vista por sus hijos, hasta tal punto, que parecía que había
retrocedido años y había vuelto a una etapa de su juventud.
Poema: “Vive”
Vive intensamente
quien se anima al desafío
a asumir riesgos, cambios,
sin temor a lo desconocido.
Vive intensamente quien arma sus
mochilas,
y con poco para alivianar el
paso,
traza su propio camino,
fiel a su estilo.
Vive intensamente quien no
posterga sueños,
quien cambia de rutas y senderos,
para maravillarse con paisajes extranjeros,
otras culturas, nuevos amigos,
distintos sabores e idiomas
desconocidos.
Vive intensamente quien no pasa
un día sin sonreír,
Sin que prime la alegría y el
humor,
A pesar de los tropiezos y obstáculos,
De las dudas y confusiones.
Vive intensamente quien enfrenta
el desafío,
con coraje y osadía,
Quien aprende de los errores,
Quien se muestra con lo que
falla,
Quien asume sus errores,
Quien se vuelve más sabio por los aprendizajes de la vida.
Vive intensamente quien no da
lugar al mandato,
Al qué dirán ni tampoco critica,
Quien sigue el camino que le late
por dentro,
Quien es consciente del valor del
tiempo,
Quien no deja de expresar sus
sentimientos.
Vive intensamente
quien se muestra con su falta y
vacíos,
con lo que no anda, con sus
limites
Quien dice cuando llegara ese día,
En que ya no podamos vivir
intensamente.