SELECCIÓN DE IDIOMA

jueves

trabajos para corregir

Poema 1


 Es el hijo quien adora su ojo

Quien por refinar su mirada y ajustar su medida daría oro.

Es el hijo que por conocer el amor a dios castiga sus deseos

Y por más grande ambición tiene la obediencia a sus padres.

Es el hijo quien castrado, malherido, corta y mata a sus pares,

Descuartiza su alrededor, en busca de una entraña tan azul,

Tan culpable como la suya propia.

Es el hijo de qué antiguos tenores aquel que hizo de su vida

Solo la muerte de un avaro.


Poema 2

El alcohol como si fuera una boca más suave que una boca.

El alcohol si, como si fuera otra cosa que el alcohol. Pequeña grandeza

Del equilibrio químico entre el vomito y la audacia. Quién se atrevería a dar un beso imposible si no fuera el alcohol. Alcohol para arder bien.



Poema 3

Caldea del alma donde todos vivamos en paz.

Esta insistencia de ponerle nombre a lo innombrable

Soy un divergente, el que tiene la libertad y quiere ser libre,

Porque qué otra cosa lo empuja a uno al cuadro.

Si acaso lo mismo que al suicidio pero con un desenlace

Completamente distinto.


Poema 4

El arte es más bien un marasmo, una hecatombe, mezcla de cosas raras y bellas que en el mejor de los casos nos trae una idea, nos empuja una lagrima por la mejilla, arranca una sonrisa de nuestros labios o estrella la tristeza en la cara de la pena. Quién sabe que sea todo eso, pero puedo decir que en una sola palabra no entra. 


Poema 5, Madame X.

 

En tanto la oscuridad de tu vestido

ame la blancura de tu tes, no habrá

hombre en esta tierra que derribar tus ojos pueda,

sin sentir tu latir en su pecho, ni derramar tus

lagrimas por su mejilla.

 

tu figura delicada delinea

perfectamente la frontera entre

lo nítido y lo borroso, donde

tu brazo doblado y poderoso

sostiene el peso de la luz y la sombra,

el espesor y la mella que te hacen

ser en el centro del cuadro.

 

Y cuando hayan caído de su alto pedestal

A esos vaivenes con detalles carmesí

El solo recuerdo despertara lirios,

Beatas, girasoles, toda suerte de primaveral

Entidad. 



Poema 6, La vida es una herida absurda

 

Pincelada abierta

Pincelada adentro

Donde has quedado mortal poeta.

En qué tierra regó tu sangre el gancho fatal

Del que cuelga un bobino cualquiera.

 

Pincelada abierta en un millón de pedazos

Pelos cariñosos de sal en la punta de la lengua

 

Cuando te escribo no tengo rostro,

Te toco sin manos, te hablo sin silbar.

 Cuando vi un cuerpo de hombre fui hombre

Cuando vi un cuerpo de mujer fui mujer

Cuando vi tu cuerpo iluminado vi el sol opacarse,

Y Cuando vi la muerte procuré enamorarla sin mirlarlo,

Pronunciarla sin decirlo, tocarla sin morir.

 

Pincelada adentro de joven ansia,

Apresurada a leer la geografía del alma,

Y Las velas de la noche, que al unísono

Iluminan y pronuncian la estrofa necesaria.

 

Llegaste un día sin decirlo, te desnudaste

Un día sin decirlo. un día sin decirlo Te fuiste

Pincelada adentro

Pincelada abierta


Poema 7, Sin Pan y Sin Trabajo

 

es la miseria un pecho desnutrido

gota agria que hace llorar, y sin alma

Ni cuerpo, dice al viento, Llora vendaval

Y riega la tierra, llora vendaval que surge de las grietas

 

De esta tierra orquídea, de esta tierra llana y dolida

De esta tierra. Donde mil miradas son la misma mirada

Y mil llamadas, la misma llamada. Oses, palas y escarmientos laborales

Hacen de todo lo luminoso un opaco y siniestro cadalso

 

Plenamente civil, absolutamente público, donde todo y todos

Alzamos una vez la voz y agachamos varias veces la cabeza.

Una gran civilización marchita donde los poetas se secan y los pintores

 

Se dejan de pintar. Llano infinito donde el musico hace silencio

Y las ballenas, los pingüinos, los tréboles y la amapola, todo cierra

Quedamente sus pétalos y sus lágrimas al viento se empiezan a secar.



Poema 8

 

El cuerpo no es mas del cuerpo

Para que los vecinos inventen calles y silencios

Aprendiendo algo del amor

Todo los incurables tiene cura cinco minutos antes de la muerte

La mirada del suicida

La altura del bandido

¡Honor, sacrificios, Honor!

Ojos de valle

Gemido de bandoneón


 

Historia 1

Padre tiempo devoró a todos sus cachorros. Ansioso ya del florecer caducó y mascó los carozos de la tierra. Contento y asustado, suspiró profundamente el aburrido transcurrir de la hormigas. Padre tiempo preocupado por su inflado vientre de hijos, hinchó sus pies y los empujó mas abajo. Caminó sin pausa hasta encontrar el final de la hilera. Padre tiempo, carácter inigualable entre los caracteres iguales, sopló la punta de su dedo y llenó la luna de placer. Sediento de sangre y placer fue en busca de la señora devaneo. Y, justo a tiempo para el cierre del festín llegó a beberse todo el vino. Entonces, con su panza y piernas henchidas ahora de vino e hijos, con un ademan de alevosía escupió todo lo que traía dentro y se dejó caer. Rodó, resbaló, socavó y tocó fondo en el pantano de las alegrías marchitas. Al levantarse tropezó otra vez y cayó dos veces con dos ademanes de alevosía. Rodeó el mundo, subió y bajó por las montañas del sur, vomitó alevosías por las estrechas islas de oriente y depositó su trasero en la llanura del deseo.