TAREAS PARA EL 21 DE JULIO
Tres grandes cuadros
POEMA: me he abandonado
Como una copa que por vacía se llena de polvo
una biblioteca cualquiera de libros cualquiera
Con autores cualquiera. Como la guerra, exactamente igual
A la guerra.
De tal modo, también las carreras de caballos,
Y absolutamente podríamos decir de las suegras y los
suegros.
Así, así como las cosas hacen, de tal forma el otoño y
Los manantiales.
Redondo y rosado, como una teta redonda y rosada
Todas las cosas esporádicas se hicieron redondas y rosadas.
En el sueño, Ah sí, durante el sueño. Exactamente igual al
sueño.
Tres cosas entre todas las cosas son importantes
La una semejante a la otra y la que falta diferente a la demás
por ejemplo, exactamente un poema.
Necesito urgentemente el próximo concurso
Poema:
… curas lentamente esta larga herida,
ancha herida, herida infinita.
Mi madre como una madre marsupial no soporta
Su terrible humanidad, su total humanidad,
Su descendencia humana. Ya quisiera ella descender
También de humanos. Las
bestias, bestias terribles que criaron a mi madre, antiguos y rocosos marsupiales,
solo supieron poner puntos sobre sus íes, signos de exclamación e interrogación,
puntuaciones vagas. Ella en cambio puso altibajos, voces, papeles, revolución de
la retorica y retorica revuelta de cosas nuevas, saltos lingüísticos, saltos verbalmente
acrobáticos, conquistó el mundo con palabras, logró incluso frenar una bala. Yo
en cambio tendiendo el esplendor del lenguaje en mis manos extendí mis
trillones de tentáculos por todos lados y frené todas las balas. Hice con ellas
un gran bollo de metralla y explosiones e hice de eso un gran marasmo intergaláctico
que lancé al espacio, y se alejó lleno de destrucción. Atravesó galaxias y mas
galaxias hasta que colisionó con un pequeño planeta del otro lado del universo y
al escuchar el tremor extendí de nuevo mis tentáculos, iracundos por la traición,
enfurecidos por haber permitidos a la bala su curso, y agarré toda esa destrucción
y la encerré perpetuamente en un poema.
HISTORIA: esta es mi casa
Una vez el hombre dijo: donde vaya será mi casa, sin
importar la lejanía ni la inconveniencia. Donde mi marcha frene, ahí, será mi
casa.
Entonces el hombre caminó hasta caer sentado en un viejo
árbol. un día el viento arremetió feroz como nunca y el árbol cayó sin más
preámbulo. El hombre siguió su marcha hacia
un alto risco que al llegar llamó hogar. Pasaron días. El viento permaneció calmo.
Hasta que, súbitamente, desde la entraña misma de la tierra un temblor ruidoso lo
sacudió, desmoronándolo sobre la ladera. El hombre, sin lamentarse, siguió su
marcha hasta la ribera, que recorría el valle. Las fieras y fierecillas, los
peces, las aves, los juncos, todo vivía pacíficamente en aquel río, incluso el
hombre. Ningún mal signo nublaba el cielo hasta que llegó la tempestad desde el
poniente inundando el valle entero, arrastrando cuanto en él habitara. Y el
hombre, caminando entre marejadas y cosas ahogadas desembocó en la mar.
Cansado ya de la vejez del frenar y seguir, sentóse por un
instante en la playa, sin ánimos de permanecer. Se miró lo pies fijamente y
exclamó: ¡ustedes! Ustedes queridos pies, que me sostienen y a todos lados me
llevan, habrán de ser mi morada. En ustedes termino cada vez que freno y en
ustedes inicia mi recorrido.
Así el hombre, sin dejar pasar otra catástrofe, se paró y
caminó en cualquier dirección, firmemente.