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viernes

 

 

CARTA: A un niño

Querido niño Leo:

Hace tiempo nosé sobre vos, te recuerdo con mucho amor, y a nuestros juegos. El gracioso embudo rojo que usabamos como sombrero, y ¡la música que componíamos con guitarra y tambor! También solíamos jugar con Rafa, el perro de orejas pintadas color oro. Corríamos por el largo pasillo de cemento, al sol del otoño, y tu papá se veía por la ventana cómo dedicaba sus manos al trabajo de alfarero. 

El perro no paraba de girar y morderse la pata, a veces lo llevabamos a la plaza, y vos con tu sweter de alpaca color marron me agarrabas de la mano mientras la sonrisa se salía de tu cara. ¿Quién serás ahora querido niñito? ¿como estarán tus ganas de un licuado de banana? ¿a dónde irá tu mirada y tus risotadas?

Un gran fotógrafo serás, o un buen escultor de estatuas de barro, dónde estará tu perro y tu gato. Los zombis, el tambor, y los sombreros, a quién estarás admirando en este momento y como serán tus dibujos en acuarela

La vida es hermosa querido niño Leo, todo lo que ya has descubierto es un tesoro que espero puedas tomar para tu felicidad, y no sentir miedo. Como lo hacías en aquel tiempo, primero tenías miedo de ser mi amigo y luego me acompañabas a la plaza con tu perro, reír como en ese eterno momento eso es lo que deseo que, puedas tomar ese pedazo de momento y no esperar una gran felicidad sino embeber tu corazón de muchos de esos momentos.

Un gran saludo

tu amiga por siempre

Tha. 



HISTORIA: Me enamoré de un terrorista

Tenía la edad de veinteaños cuando frecuentaba ese sitio de tragos de colores y una mesa con banquetas altas que daban hacia la calle. Al lado si tenías suerte podía sentarse algún extranjero con quien intentar conversar de algo. Varias veces me había pasado encontrarme con hermosos chicos franceses que también hablaban español y que luego quedabas en un chat de couchsurfing yahoo o Hotmail. Para después tener una cita si alcanzaba el tiempo de su estadía. Ese día los animos eran salir por uno de esos tragos sabor maracuyá, y luego ir a escuchar una banda de rock con mi amiga que salía tarde de trabajar. Pero todo cambio de rumbo cuando al lado mío se sentó un morocho con un piercing en la nariz, tatuajes y el pelo lacio. Comenzó a mirarme y al cabo de unos minutos no tuvo verguenza de hablarme, su idioma era desconocido, no era portugués ni francés. Luego entendí que hablaba en chino mandarín y que intentaba hablar español. Al cabo de unas palabras, ya cada uno tenía su trago en la mano y surgió el brindis con este desconocido, que solo andaba. Mencionó estar descansando y planeando un gran viaje. El viaje era para obtener la paz me dijo, y se interesaba en conversar sobre ésta ciudad, y sobre sus grandes lagos, siempre comparando con otros lugares donde las riquezas naturales eran escazas. También se refirio a la minería como algo que le interesaba, pero cuando empezamos a hablar sobre las grandes desigualdades sociales, tenia una seriedad y una fuerza que cambió el humor de la velada. Pensaba que todo lo que las naciones acaparaban cortaba la libertad humana, y ponía una espada en las garras. Luchar era todo lo que estaba en su mirada, luchar como en la guerra, esa era su precisa forma de entender la historia, todavía no estaba acabada, y se podía invadir las naciones ya avanzadas. Se enojaba al referirse a estas tematicas, pero la música que sonaba era un jazz de Miles Davis, Blue Green, y todo empezaba a calentarse de forma muy sutil. Su mirada cada vez más me gustaba, pero también sus labios, y poco a poco sus manos me tocaban para hacer enfasis en algo, o para reir con más ganas. 

La siguiente canción, una salsa cubana que nos levanto de la silla, y explotamos en danza. Más y más me seducía al ver que su danza era expresión pura de su alma, podía ver más de él con esos movimientos y su pelo me erizaba. Esa noche me enamoré de él, de sus pasiones, y él de mí por los besos que enredó en mis labios cuando salimos de aquel bar y salimos a la vereda. Casi nos hacemos el amor en la calle, ambos estabamos desenfrenados de ganas de sexo. Pero él, tenía que irse a las 4 de la madrugada me dijo, a esa hora era su viaje. Y yo que lo despedí con tantas ganas de seguir enamorada, y él que me despidió diciendo gracias, jamás supo decirme que su viaje era el último que haría. A la mañana veo las noticias y se había inmolado, era él, junto a otros cuatro hombres más distribuidos en la ciudad, quienes se inmolaron a la misma hora. Como no me di cuenta, que me enamoré de un terrorista, que poca audacia, y mis ganas inmoladas!

 

  

 

 

POEMA: No recuerdo que soñé

Provocativo verbo 

en busca de la precisa forma 

de sacar de mi boca lo que hacías.


Encriptada raíz, 

firmemente agarrada al olvido, 

que esconde los desenlaces de lo siniestro


Gruesos recuerdos y muy cortos

Una mejilla que reconozco 

entre medio de movimientos, rutas fúnebres, besos y paquetes.

 

Lo nocturno de un viaje en bicicleta,

que sin pintar el asfalto

iba a prisa desnudando aguda desesperación.

 

Tienta la sensación 

de ese beso

que di a no sé a quién

dentro de un coche

la lluvia caía, y lo que tenía que llevar a adonde nosé, y nosé a quién.

 

No fui yo quien puse el peso que llevaba,

y menos, el cemento que me atonta

en un eterno pasaje por el que vuelvo una y otra vez

para hacer el fuerte intento de que aparezca lo que me desborda.

 

Secando rastros entre lo que invento y lo que recuerdo

Los damascos del árbol, abundan como agua que cae al suelo,

No dan abasto los baldes para subsumir lo que mis manos juntan.

 

La abuela presiente cuando sueña

Que esa persona está presente o nos manda buena señal

Algo va a pasar

Algo va a remontar

 

Difamando, el cerebro recuerda, pero no lo que soñé

Y peina el aire un toque de sentimiento repasando todo lo que realicé mientras dormía

Los ojos cerrados y la cabeza boca abajo apoyada

Mis piernas que abrazaban las sabanas y mis manos arrulladas,

Apenas los ojos se abren empieza a confundirme la poética pregunta,

si lo que soñé fue o no.

 

Del beso sentido hasta la saliva que mojaba la sábana,

a quién fue dado,

porquien se ama hasta el deseo más ardiente

y apretaba mis piernas a la cama hasta las 10 de la mañana

 

Del paquete que envuelto en bolsa negra aguardaba,

porquien lo trasladaba.

 

Del rostro perfilado que aparece desnudado,

se enloquece mi memoria e insiste en punzar ese cable metido dentro

hurgando en aquel microchip amargo.

 

 

 

 

POETAS: ELEGIR  DE UN POETA UN POEMA, SITUARLO EN TIEMPO Y OBSERVACIONES . ESTUDIAR EL TEXTO (LEER EN VOZ ALTA )