SELECCIÓN DE IDIOMA

viernes


CARTA: CONTESTACIÓN DE DIOS A LA CARTA  ANTERIOR


Hija de Dios:

Dios existe, incluso yo, que soy Dios me lo encontré. Al dios de los Dioses, al Todopodesoro y Todoemocionalmente genio. El que no se deprime, el que solo ríe y baila. Entiendo tu disgusto al querer que Dios se haga ver, en su luz y en su sombra, hasta en su grasa y su sudor. Pero eso ya existió, el fue tres veces resucitado entre los muertos, y mucho fue lo que sufrió. Cargo la cruz y con eso nos redimimos de todo lo que nos pesa en ésta vida: los pecados, los dolores. Todo guarda un don divino y con eso se hace ver hasta con cuatro antorchas: Dios existe, y estaba en esa que salió de tu corazón mientras la ciudad dormía, en el momento que agarraste la llave para salir de la jaula y respirar el verde desde arriba de la montaña, en el apasionado deseo de comer jamon hasta rebentar. Ahí estaba Dios, Dios de los Dioses.

Recuerda rezar cada noche y cada mañana,

Te saluda desde el cielo:

Dios.

 
HISTORIA: CON - EL - DEL: sexo

Acababa la tarde dentro de una larga ruta de llanura seca, se anticipaba el invierno extendiéndose la nieve por toda la montaña hasta la estepa. Se asomaba la medianoche estrellada y penetraba en el auto. Él y ella iluminados por el casi nada de luz que daba el cielo, viajaban a una rápida velocidad y el  roce los cuerpos aún transitaba el impacto de la cuchara en un frasco de mermelada recién abierto. Dos desconocidos, mezclando por primera vez sus voces en el ritmo imponente de las curvas. El aliento que envuelve los ojos y la existencia por completo, desde el sacro que sentado en el asiento empieza a manifestar su desconcertado gozo, hasta el cabello. Pedaleando palabras aún nacientes, engruesa la sangre un nuevo roce que aún no se había experimentado, el roce de sus manos, de sus dedos que por primera vez sentían el grosor del dedo ajeno, la temperatura de esa mano, y en especial la suavidad que erotizaba hasta el nervio. Todo se volvía un enorme mareo cada vez que esos ojos se cruzaban, la seducción que traía debajo de ese sombrero era un diamante en pleno vuelo. Las voces que seguían intentando coherencia, y aparece un camino de ripio con mucho salto y mucha vuelta. En mi cabeza solo estaba la voz de mi sexo, que pedía en un grito silencioso ser desnudada por esas manos tan bellas, mientras intentaban mis ojos beber ese cuello que color arrojemosnos al costado de la ruta a hacerlo. Sexo, sexo, sexo, sexo, sexoooooo…..lo único que pensaba de ese viaje, de ese destino final. Ya no me importaba a dónde tenía que llegar, si tenía que ir a trabajar, pero podíamos detenernos, para chaparnos de una buena vez y dejarnos de transpirar cada vez que los ojos se nos cruzaban. Uno cortito y ya, un polvito, un poco de perrito o mejor parados, apoyados de espaldas al auto o no, mejor sentados dentro. Revolcarnos en magnifica lava y envolvernos en dos millones de besos. Esperame acá, que ya vengo y te paso a buscar, le dijo él a ella, y se rompió el momento de gozosa lujuria que me inventaba, o sé quedo en mí el agua que me hizo ese primer beso.

 

POEMA: el sol desteñía los latidos de tu corazón

Envuelto en golondrinas, los minúsculos parpados

aletean alrededor 

humo gris,

eclipse 

el romero que se quemaba


Los pies descalzos atornillados en las baldosas frías 

latían muy dentro de la tierra

pero en el pecho el corazón se destenía.


No era el viento que empezaba a pasar entre la sangre

sino el vestido que desgajaba su entrepido vuelo

por entre los quintrales.


pero el rojo carmín que colgaba entre los árboles

daba lustre al lado del verde que tu corazón destenia

 

Mi seleccion de ANDRÉ BRETÓN 

Pez soluble

IV

Los pájaros pierden primero los colores, después las formas. Quedan reducidos a una existencia arácnida tan engañosa que arrojo mis guantes a lo lejos. Mis guantes amarillos con ribetes negros caen en una llanura dominada por un frágil campanario. Entonces me cruzo de brazos y acecho. Acecho las risas que surgen de la tierra e inmediatamente florecen en forma de umbelas. Ha llegado la noche parecida al salto de una carpa. La superficie de un agua violeta y los extraños laureles se entrelazan en el cielo que desciende del mar. Alguien ata un haz de ramas inflamadas en el bosque y la mujer o hada que lo carga en los hombros parece volar ahora, en tanto que las estrellas de color de champaña se inmovilizan. La lluvia comienza a caer, es una gracia eterna que ostenta los más tiernos reflejos. En una sola gota se ve el paso de carromatos lilas por un puente amarillo mientras en otra, que se le adelanta, se ve una vida ligera y algunos crímenes de posada. Hacia el sur, en una ensenada, el amor sacude sus cabellos llenos de sombra y se ve un barco propicio que circula sobre los techos. Pero los aros de agua se quiebran uno a uno y sobre el alto fajo de paisajes nocturnos se posa la aurora con un dedo. La mujer comienza su canto mas apartado que un arrollo fresco en el país del ala clavada; pero a pesar de todo tan solo es ausencia. Un autentico lirio elevado a la gloria de los astros deshace los muslos de la combustión que despierta y el grupo que forma parte para el descubrimiento de la ribera. Pero el alma de la otra mujer se cubre de plumas blancas que la abanican suavemente. La verdad se apoya en los juncos matemáticos del infinito y todo avanza al mando del águila ecuestre, mientras el genio de las flotillas vegetales golpea en sus manos y el oráculo es revelado por peces eléctricos fluidos.