A MARADONA
Ahí estás, en la otra orilla.
Te vas repleto de inverosímiles
ocurrencias
de tus pies.
La luna sigue vigilando tu viaje
y tú, queriendo seguir ese camino
que te trazó el destino.
Ahí estás.
No arrancaste de cuajo las malas hierbas.
Tratabas de dar la talla,
de estar a la altura de las circunstancias.
Esa era tu eterna cuestión.
Ahí estás.
La fragilidad de la vida ponía en peligro tus decisiones.
Sufriste el martirio de ser la gloria.
El poder llegó y dio sus frutos.
El llanto también llegó y dio los suyos.
Ahí estás.
Las cuerdas te ataban.
Y atado al pasado,
con el futuro,
en presente…
sin poder volar.
Lanzaron bengalas para llamar la
atención.
La masacre fue inevitable, todo se desvaneció,
invocaste la bondad de la misericordia.
y desapareciste dejando tu huella y llantos de todos.
Ahí estás.
Como el rayo iluminaste el Mundo
y como el trueno te fuiste en la densa oscuridad.
de tus pies.
La luna sigue vigilando tu viaje
y tú, queriendo seguir ese camino
que te trazó el destino.
No arrancaste de cuajo las malas hierbas.
Tratabas de dar la talla,
de estar a la altura de las circunstancias.
Esa era tu eterna cuestión.
La fragilidad de la vida ponía en peligro tus decisiones.
Sufriste el martirio de ser la gloria.
El poder llegó y dio sus frutos.
El llanto también llegó y dio los suyos.
Las cuerdas te ataban.
Y atado al pasado,
con el futuro,
en presente…
sin poder volar.
La masacre fue inevitable, todo se desvaneció,
invocaste la bondad de la misericordia.
y desapareciste dejando tu huella y llantos de todos.
Como el rayo iluminaste el Mundo
y como el trueno te fuiste en la densa oscuridad.